El necochense Norman Rodríguez Yolando vive desde 1999 en California. Allí formó su familia y comenzó una larga carrera que lo llevó a hacer realidad su sueño americano: de encargado de mantenimiento de una empresa dedicada a la construcción a ingeniero jefe.
En la actualidad vive en Los Ángeles junto a su esposa Nydia y sus hijos Alexander y Julián, pero en noviembre próximo piensan viajar a la Argentina y radicarse en Necochea.

Historia de un amor
Cuando tenía nueve años, Norman tuvo un sueño. En él veía a una niña que lloraba desconsoladamente. "En ese momento no supe que tendría aquellos ojos guardados en algún lugar de mi mente, como acompañándome en cada paso del camino", recuerda ahora el necochense.
En 1990 fundó en nuestra ciudad la Escuela Kumgang de esta especialidad junto a Marina Serrano. En los años siguientes, comenzó a viajar a los Estados Unidos junto a su maestro Pedro Florindo y el equipo argentino para capacitarse con los maestros más representativos de este arte marcial.
En 1997 decidió dejar de viajar a ese país e iniciar una nueva etapa en Europa. Pero el último día de su estadía en el país del Norte asistió a un torneo que le cambiaría la vida.
"Estaban comenzando los combates de la categoría de cinturones negros, cuando vi en un cuadrilátero que se enfrentaban dos competidores de diferentes escuelas de Buenos Aires. Entonces me dije, en voz alta: 'Esta pelea va a ser muy interesante'. Alguien detrás de mí preguntó: '¿Por qué?' Y respondí: 'Porque existe una rivalidad de muchos años entre estas dos escuelas'".
Cuando giró para ver a su interlocutor, Norman se llevó una sorpresa. "Vi a una hermosa mujer que tenía aquellos ojos que lloraban en la oscuridad muchísimos años atrás. Supe al instante que era ella y no supe que decir", recuerda hoy el taekwondista. "De más está aclarar que el torneo pasó a un segundo plano y que las pocas horas que quedaban sirvieron para conocer lo suficiente de esta persona".
Norman volvió a la Argentina con una dirección y comenzó a cartearse con aquella chica. "Llamadas telefónicas y la magia de Internet, hicieron crecer una maravillosa amistad y un profundo amor", explica.
"Así que en el año 1999, fui a buscar a Nydia a Los Ángeles, para casarnos en Necochea y luego volver a establecernos en California", señala. "La vida nos dio al tiempo dos maravillosos regalitos que son Alexander y Julián".

Vivir en los Estados Unidos
Adaptarse a la cultura norteamericana no fue fácil. Si bien al poco tiempo hablaba spanglish, conseguir trabajo no fue nada fácil. Si bien el maestro Jun Chong le ofreció la posibilidad de enseñar Taekwondo en su gimnasio, él se negó para no traicionar su primer maestro.
Por eso decidió dedicarse a la ingeniería eléctrica. Norman había estudiado en la Escuela Industrial de nuestra ciudad y en la Universidad de Mar del Plata. Además trabajó casi 10 años en la Central Termoeléctrica de Necochea, por lo que sabía que estaba capacitado.
Sin embargo, luego de varios rechazos, se dio cuenta de que no podría conseguir trabajo porque no contaba con experiencia laboral en ese país. Así que debió dedicarse al telemárketing. Con un sueldo mínimo vendía un servicio de llamadas de larga distancia. "Enseguida me di cuenta que en ese trabajo había que engañar a la gente, y no era para mí", explicó.
A través de su esposa, pudo ingresar en una compañía llamada Realtech, que posee algunos edificios comerciales y también se dedica a la construcción.
Comenzó a trabajar como asistente de mantenimiento de los edificios de la empresa. Debía dedicarse a reparar el aire acondicionado, ascensores, luces, cerraduras inteligentes y alarmas. "No tuve problemas en adaptarme al ritmo de trabajo, así que al poco tiempo me ascendieron a Ingeniero, después a Ingeniero guía y finalmente a jefe de Ingenieros", explica Norman.
"Hoy tengo mi oficina en Maple Plaza Building, en Beverly Hills. Este es un lindo y prestigioso edificio donde funcionan oficinas de compañías relacionadas con la industria del cine y la televisión", manifiesta.
Entre sus vecinos se encuentra el famoso director Rob Reiner, Billy Crystal, la empresa Castle Rock y la agencia de modelos internacionales Elite.

Volver a Necochea
Pese a que la vida le ha brindado grandes posibilidades en los Estados Unidos, Norman todavía extraña a Necochea, a su madre, a su hermana, su cuñado y sobrino, además de sus amigos.
"Se extraña mucho la relación afectiva con la gente en general. Allí las relaciones son más cálidas… humanas. Creo que los argentinos somos más espontáneos y efusivos. Exponemos nuestros corazones más fácilmente", dice Norman.
"También extraño la playa, la avenida con olor a tilo, la voz del viento en el Parque Lillo. Se extraña esa ronda de mate con la carcajada cómplice de una amistad imperecedera", explica.
Tal vez por eso convenció a su esposa y la familia decidió instalarse en Necochea a partir de noviembre. "Va a ser un nuevo desafío, especialmente encontrar trabajo. Pero vale la pena".

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