Redacción de guiones de historietas

Hasta fines del siglo XX, la historieta no fue valorada como arte. Pero menos aún fue valorado el oficio de guionista. Siempre fueron los dibujantes quienes se llevaron los elogios.
Sin embargo, no existen buenos cómics sin buenos guiones. Y desde hace unos años los guionistas se encuentran en vías de extinción, mientras que proliferan los dibujantes.
Esto se debe a que, precisamente por la subvaloración del género, se cree que escribir una historieta es algo fácil: como si se tratara de describir las imágenes de cada cuadrito y los textos de los globitos.
Si bien existen libros sobre técnicas para dibujar cómics, no he visto muchos (tal vez ni existen) manuales sobre redacción de guiones de historietas.
Por lo general, los grandes guionistas no provienen precisamente del género. Héctor Oesterheld, el más grande de los guionistas argentinos, era cuentista y entró en la historieta por cuestiones económicas. Guillermo Saccomano es reconocido hoy como un gran novelista, al igual que Pablo De Santis o Sasturain. Los Robin Wood y Ricardo Barreiro son seres excepcionales.
Es decir, la técnica empleada por estos guionistas, provienen de la narrativa y no de la historieta. Y estas técnicas no son enseñadas en los libros existentes sobre historietas.
En sus libros "La Narración Gráfica" y "Cómo se hace un cómics", Will Eisner y Scott McCloud, los dos mejores teóricos del género, sólo tratan al pasar el tema de los guiones.
Para empezar, quien decide convertirse en guionista, debería sacarse de la cabeza la idea de que escribir historietas es algo fácil. Un buen guionista tiene que saber dibujar o al menos tener conocimientos sobre las limitaciones y posibilidades de la narrativa gráfica.
Deberá tener buena ortografía y sintaxis, aunque a diferencia del novelista o el periodista, el guionista escribe para el dibujante y no para el público, ya que sus textos son filtrados por el dibujo.
Conviene que tenga nociones de técnicas narrativas, en especial del cuento, la dramaturgia y el guión cinematográfico.
Debe tener dotes de periodista, historiador e investigador, para informarse sobre los temas que escribe.
Pero por sobre todas las cosas, tiene que ser un trabajador obsesivo, capaz de reescribir una y mil veces una secuencia antes de dar por terminado un guión y entregarlo al dibujante. Sólo de esta manera podrá aspirar a tener éxito.