Aunque los weblogs han sido concebidos como un medio de expresión espontáneo, hermano del viejo diario personal, no hay nada que impida que un blog pueda renovarse y no sólo en lo que se refiere al diseño, también el contenido se puede limpiar y eliminar algunos posts inútiles.
Aunque habrá quienes defiendan a capa y espada esas viejas anotaciones, con la fuerte convicción de que forman parte de la identidad del weblog, nada impide que purguemos algunas que en su momento pueden habernos parecido geniales pero que ahora, con el paso del tiempo, vemos que no tienen ningún sentido.
Seguro que habrá algún extremista que decidirá hacer borrón y cuenta nueva y eliminar el blog para crear uno nuevo. Pero no todos los blóguers pueden hacer lo mismo. A algunos les ha costado mucho crear una identidad digital, meses, años incluso, y no se puede tirar todo ese trabajo a la basura.
Así que la mejor opción es el reciclado. Tal vez podamos cambiar el nombre de nuestro weblog, mejorar el diseño, conseguirnos una plantilla nueva, agregarle o quitarle prestaciones (comentarios, trackbacks, tags, buscadores, etc.)
Recuerdo que hace un tiempo el blóguer Jorge Mayer eliminó su weblog Patagonian Review y, conservando la URL, creó uno nuevo. Esto es algo que se puede hacer, pero que sin duda acarrea el problema de los enlaces rotos. Es decir, todos aquellos enlaces desde otros weblogs o sitios Web hacia determinados posts que escribimos en nuestras bitácoras, pueden romperse e ir a parar al vacío.
De esa manera, la imagen que en determinado momento logramos crear con nuestro weblog, tiende a tambalear.
Tampoco debemos olvidar que, aunque nuestro blog sea personal, siempre escribimos para otros y no podemos defraudar a nuestros lectores eliminando un weblog que en parte también es de ellos.
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