La Asociación Civil Haciendo Caminos fue formada a 2001 por un grupo de personas con un objetivo común: sacar a los chicos de la calle. La entidad se instaló en 525 Nº 3140, en el barrio El Bajo de Quequén, uno de los sectores más pobres de la vecina localidad.
Allí la asociación creó un ropero comunitario, una peluquería y ofrece la copa de leche a los chicos del barrio. También festeja los cumpleaños de niños y adolescentes y ofrece apoyo escolar.
"Tratamos de darles a los chicos lo que no tiene en la casa", afirmó María Cristina Caillavet, tesorera de Haciendo Caminos.

Desde el barrio
Aunque en un principio la asociación se formó con el objetivo de contener a los niños en situación de riesgo, personas de todas las edades se beneficiaron con el accionar de la entidad.
Así, los alimentos y ropas donadas, son entregados a las personas del mismo barrio que las necesitan. "En realidad somos un nexo entre quienes pueden donar y quienes lo necesitan", dijo Caillavet.
"Desde un principio desarrollamos distintas actividades que tenían como objetivo contener a los chicos del barrio", explicó Adriana Díaz, actual vocal de la comisión directiva de la entidad. "Si bien se han ido sumando distintos grupos de la ciudad, siempre se ha trabajado más con los chicos del barrio".
"Comenzamos con el ropero comunitario, que armó con el aporte de todos los vecinos y de gente conocida de todos nosotros", señaló Díaz. "Aquella ropa que no viene en buenas condiciones hay un grupo que la lava y la recicla. También hay personas que tejen".
Además, ahora en la sede de la entidad se brinda una copa de leche para los chicos y un día por semana se les exhibe una película en DVD.
Sin embargo, en La Casita (así se llama la sede de la entidad), no se hace asistencialismo. "A las personas que vienen a cortarse el pelo o a tomar clases de apoyo les pedimos un alimento no perecedero", explicó Rosa Pérez, vicepresidente de la asociación.
"Esa mercadería la donamos a algún comedor o, si vemos mucha necesidad en el barrio, la donamos ahí mismo", explicó Caillavet.

Proyecto adolescente
Desde hace dos años la asociación también tiene una revista en la que se publican todas las actividades de la entidad, incluyendo fotografías de cumpleaños y eventos realizados en La Casita.
Con la publicación, en la que además se editan notas de interés general, la entidad obtiene fondos para solventar el alquiler de la sede y otros gastos, ya que no cuenta con otros recursos.
Si bien recibe donaciones de algunas empresas privadas y apoyo de la Subsecretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad para brindar la copa de leche, Haciendo Caminos subsiste debido al esfuerzo de sus integrantes.
Precisamente los recursos humanos son los más difícil de conseguir. "El recurso económico lo podemos conseguir, pero el recurso humano es más difícil. Sería muy importante que la gente se acerque", indicó Díaz.
Aunque los miembros de la Asociación no reciben ninguna retribución económica, sí el cariño de la gente, que ha terminado por aceptar su trabajo. Pese a que el primer año de funcionamiento en el barrio la entidad fue blanco de varios robos.
"Uno ve el cariño de los chicos reflejado en el hecho de que vuelven a La Casita. Eso es porque se han sentido bien", indicó Díaz.
Debido a ello y al boca a boca la entidad ha trascendido el barrio y hoy reconocida en otros lugares de la ciudad. Esto se nota en el hecho de que muchos chicos que van a recibir apoyo escolar no son del barrio, incluso algunos viajan desde Necochea para las clases.
Pero además de los chicos, personas de todas las edades han comenzado a acercarse. "Todo el barrio a cortarse el pelo", dijo Caillavet.

Media década junto al pueblo
En la actualidad el presidente de la comisión directiva de la Asociación Civil Haciendo Caminos es Hugo Roldán, el delegado de Quequén. Otras diez personas, que rotan en los cargos, integran la asociación.
Este pequeño grupo ha permitido que Haciendo Caminos se mantenga y se proyecte como un proyecto comunitario serio, casi media década de trabajo en Quequén.
Además de la contención de los más pequeños, la entidad también apunta a ayudar a los adolescentes. Por eso desarrollaron un proyecto para que los chicos aprendan danzas folclóricas.
El mismo comenzó el año pasado y una veintena de adolescentes del barrio, con subsidios del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, comenzaron a aprender a bailar folclore con el profesor Sergio Melgarejo.
Si bien el subsidio finalizaría a mitad de año, la intención de la asociación es mantenerlo, por lo que se están realizando gestiones ante el gobierno provincial para continuar recibiendo la ayuda.
Por otra parte, la entidad adquirió un equipo de sonido que se alquila para la realización de fiestas y también otros elementos para los chicos.
Si bien en la actualidad la entidad no tiene grandes proyectos, sí pretende continuar con las actividades que les han permitido incertarse en la sociedad y convertirse en necesaria.
Haciendo Caminos realiza diferentes actividades para el Día del Niño, Navidad y otras fiestas en las que realizan obsequios a los más pequeños y tratan de contener a los más desprotegidos.
Como señaló Caillavet, la idea es darle a los chicos "lo que no tienen en sus casas".

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