Oscar Horacio Hernández, el agromodelista

"Hay que empezar de nuevo", afirmó Oscar Horacio Hernández. Se refiere a la siembra mecánica, a la maquinaria agrícola, a los sistemas de riego y a innumerables problemas técnicos que presenta la vida moderna, desde algunos condicionamientos físicos del viejo anemómetro hasta el excesivo desgaste de neumáticos de los aviones Concorde.
Esos problemas, que lo han desvelado durante años, le han permitido reunir una de las colecciones más extraños de nuestra ciudad. Hernández atesora cientos de revistas y libros técnicos, maquetas de sus inventos y también una gran cantidad de máquinas agrícolas en miniatura.
La aventura de este autodidacta nacido en Lumb, comenzó con su trabajo en el campo, en las tareas rurales. Condujo los más diversos tipos de maquinaria agrícola.
"No me interesaba lo que ganaba, lo que quería era aprender cómo funcionaban las máquinas que manejaba", explicó Hernández, que se autodefine como el único agromodelista del país.
Porque este hombre se ha especializado en la construcción de maquetas de máquinas agrícolas. Ha construido cosechadoras, tractores, trilladoras, segadoras, sembradoras, arados, etc.
Si bien contaba con los catálogos y manuales con las especificaciones técnicas de cada una de las máquinas que construyó, la mayoría las hizo de memoria, ya que las conocía de haberlas visto y trabajado con ellas.
En la actualidad Hernández tiene 62 años y comenzó a modelar miniaturas cuando era un veinteañero.
La primera maqueta fue una cosechadora de 50 centímetros de largo por 30 de alto, que construyó en 18 meses de trabajo. También tiene en su colección el arado más pequeño del mundo, una réplica de 2,5 centímetros de alzada por 5 de largo.

Museo de la técnica
Pero no solamente ha construido maquetas, su curiosidad lo ha llevado a tratar de resolver problemas técnicos con los que debía enfrentarse a diario, como la irregularidad de la siembra mecánica.
En su colección hay unas 1.300 fotografías en los que se muestran, por ejemplo, problemas técnicos comunes en las más diversas máquinas agrícolas.
También hay videos, mapas, revistas, fotografías antiguas, dibujos y planos.
Aunque tiene escasos estudios formales, Hernández ha dedicado años a estudiar errores técnicos comunes en la construcción de maquinarias agrícolas. "No sé como los ingenieros no se dan cuenta", reflexionó.
"Cómo funcionan las cosechadores se aprende adentro de la máquina", dijo Hernández, que se quejo porque en la actualidad los fabricantes construyen los equipos de forma de que sea muy difícil meterse dentro de ellos.
Por eso este hombre humilde y trabajador sostiene que muchos de los conocimientos que guarda en su casa de la calle 76, entre 37 y 39, pueden ser útiles para toda la comunidad.
Con esa idea pretendió hace un tiempo crear un museo del agro en nuestra ciudad, pero su idea no ha tenido buena acogida. Sin embargo, él insiste y ha puesto su colección a disposición de cualquier persona que esté interesada en estos temas.
"También puede ser muy didactico para los chicos de las escuelas", afirmó Hernández, que cuenta en su colección de agromodelos con varios arados de principios del Siglo XX.
Su trabajo cobra entonces una nueva dimensión, como una invaluable caja de conocimientos hoy casi olvidados.