"También El juguete rabioso, de Roberto Arlt; El pozo, de Juan Carlos Onetti; Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal y Los premios, de Julio Cortázar, fueron primeras novelas y ahí están". La frase pertenece a Mario Goloboff y se encuentra en la contratapa de El camino de las hormigas, la primera novela de María Laura Fernández Berro.
El elogio parece exagerado al mirar la tapa de este delgado libro publicado por Ediciones de la Flor, pero nada más leer las primeras líneas de la novela, el lector se da cuenta que está ingresando en un relato que perdurará en su memoria, aunque tal vez no vaya a convertirse en un clásico como los antes citados.
"Vivo en la casa blanca desde que nací. Desde antes de plantar el limonero, me contó mamá", comienza la historia. Y la tercera oración parece un anticipo de lo que vendrá: "El baño me da miedo porque está en el patio y es un agujero negro".
La voz de la niña narradora puede desorientar al lector, que en las primeras páginas se sentirá inmerso en una novela infantil. Pero a medida que el personaje comienza a describir a quienes viven con ella en la casa: su madre, sus abuelos, su tío; el aire comenzará a enrarecerse.
En la soleada vida de la protagonista se irá infiltrando en terror. El sótano de la casa blanca se convertirá, metafóricamente, en una sala de torturas de la Dictadura Militar.
Fernández Berro ya había presentado este libro el verano pasado, durante un encuentro de poetas que se realizó en Quequén. Hace dos semanas volvió para darlo a conocer en la Feria del Libro y de las Artes, que se realizó en nuestra ciudad.
La autora habló con Brisas de la voz de la autora, que en algunos casos los lectores confunden con la suya, por encontrarse el libro narrado en primera persona, y de ese terror subyacente en la vida de su generación, que ahora sale a la luz en la literatura.
El miedo originado por el terrorismo de estado durante la década del 70, es una marca en los escritores de más de 35 años y ella no escapa a esta realidad, aunque intenta hacerlo desde otro lugar, con otra voz.
"Esta novela ganó un premio en España, en el Ayuntamiento de Córdoba", explicó Fernández Berro, cuyos anteriores libros fueron escritos por encargo.
"Escribir es una necesidad mía de comunicar, de expresarme, de jugar y de encontrarme en ese juego. De buscar permanentemente voces con las cuales decir cosas que no me animaría a decir de otra forma", señaló.
Es autora de Esteban J. Uriburu, sacerdote y aventurero (2000) y Ana Mon. La transformación solidaria (2002). Ahora terminó otro libro de relatos y cuentos breves, "que está en evaluación y está concursando en Valladolid", precisó Fernández Berro.
Su otra voz, la de la protagonista de El camino de las hormigas, grita desde el libro: "Volver atrás quiero. Dejar de crecer. Que el sol me caliente en el patio. Porque la casa empezó a crecer cuando papá murió. Creció para abajo. Es por el tío. Volver atrás es el tiempo para crecer. La casa es adentro. El cielo no se ve. El sótano no me deja ver el cielo, tampoco la lluvia. De nuevo las cadenas y el ruido de la puerta. Golpes de palos o botas. No sé. Caminan rápido. Mamá grita..."

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