Mucho es lo que se ha escrito sobre Rivadavia, el club decano del fútbol necochense. La entidad nació el 1º de marzo de 1913 en una humilde piecita de una propiedad ubicada en la esquina de Alsina y Balcarce, donde funcionaba el Gran Hotel, de don Santiago Torre.
Un artículo publicado por Ecos Diarios con motivo de los 50 años de la ciudad, recupera una vieja fotografía en la que se ve al primer equipo decano. De acuerdo con el cronista, el fútbol no fue popular en nuestra ciudad hasta principios del siglo XX. “El deporte predilecto (de los fundadores) era la pelota vasca”, se indicaba.
El fútbol se hizo popular con la aparición de clubes como Sarmiento, 43 Ferrocarril Sud, Trincheri, Dardo Rocha, Necochea, San Luis y Argentino. Luego, Everton y Rivadavia impusieron su dominio y comenzó la práctica del fútbol organizado en nuestra ciudad.
La fotografía que ilustraba aquella nota había sido tomada en 1913, a seis meses de la fundación del club. Los juveniles jugadores, casi niños, que integraban el equipo eran: de pie, L. Picardi, J. Mutio, López, Gómez, L. Arigotti y R. Reynoso. Sentados, F. Martínez, C. Ladio, R. Fernández, P. Lassalle y P. Coria. Arrodillados, Aggio, Flovio Gramigna y E. Peláez.
Precisamente, aquel juvenil Antonio Aggio fue el primer presidente de la entidad.
En los años siguientes presidieron varios de los jugadores que aparecen junto a Aggio.
Según la historia oficial del club, a Aggio le siguieron Nazario Alza, Ramón Rodríguez, Rodolfo Arigotti, Luis Arigotti, Rafaél Fernández, Raúl Reynoso, Pedro A. Zugazúa, Juan Larraburu, Julián P. Mateo y Francisco B. Kogler.
Los albores
En un folleto publicado por el club en 1958, con motivo de obtener el campeonato de la Liga Necochense de Fútbol, se recuerdan los orígenes de la institución.
“Los años que transcurrieron entre 1920 y 1928, época en que brillaron cracks indiscutibles, que en torneos locales o frente a conjuntos foráneos, escribieron páginas brillantes de fútbol, ya para su institución o para el deporte local”.
Se recuerda en la nota la cancha de fútbol ubicada frente a la plaza Dardo Rocha y “las barandas de madera y los viejos eucaliptus del Boulevard Sarmiento”.
El cronista escribía que parecía “deambular por la entrada la sombra del malogrado Pirucho Larraburu y se aparecen los abuelitos Martínez, noble matrimonio español, auténticos rivadavienses, pregonando sus mercancías”.
Desde Carlos Sartore y el “Negro” Medina, hasta Edgardo Martitegui, la valla albiazul fue defendida con extraordinaria eficacia, según recuerda el artículo. También menciona entre los zagueros la gloria de los hermanos Homero y Bautista Larraburu, prolongada durante años.
Además, la limpieza de quite de Carlos Arriazu, el cabezazo de Enrique Arigotti, la multiplicidad y recursos de Pedro Tavano, la solidez de Enrique Peláez, la técnica de Magrini -que militara en River Plate- el ardor y complemento de un De Paoli, Rega y Francione.
Entre nombres prestigiosos de delanteros, afloran los nombres de Juan Larraburu, estratega de puntero o entreala derecho; De la Canal, cuyo juego ensambló magníficamente con los futbolistas locales: Raúl Reynoso, de rara habilidad en el esquive, cabeceador magistral y gran goleador de la época; Rafael Fernández, de temible remate; Florencio Larraburu, de centro matemático y que en esa misma cancha cayó herido en una jugada y murió.
Raúl Roqués, Anastasio Ferrario, Spinedi, Montiel, Horacio Peláez, son los hombres de algunos otros jugadores del viejo Rivadavia, que en una época fue imbatible en la zona.
Pibes de entonces
En la actualidad, resulta admirable que una institución casi centenaria, que ha dejado una profunda huella en la historia de la ciudad, haya sido creada por un grupo de niños. Pero eso eran muchos de los fundadores de Rivadavia en 1913.
Flovio Gramigna, uno de aquellos pibes que aparece en la fotografía de aquel primer equipo de Rivadavia, tenía 13 años cuando participó de la fundación del club.
En 1912 un viajante de la firma Trincheri, de la Capital Federal, les prometió camisetas si le ponían ese nombre al club. Pero pasaron los meses y las camisetas no aparecieron.
Entonces decidieron dejar las camisetas rojinegras que utilizaban y las cambiaron por la azul con una franja blanca horizontal. También se puso a consideración de los miembros del club el nuevo nombre y se decidió que debía llevar un nombre patriótico. Se eligieron tres posibles: San Martín, Sarmiento y Rivadavia.
Este último fue el elegido. De la piecita en el Gran Hotel, las reuniones del club pasaron a realizarse frente a la Panadería La Espiga de Oro, en calle 64 entre 63 y 65. En 1916 la juvenil institución obtuvo su primer campeonato.
Ese año el equipo jugó en la Manzana Escolar, donde hoy se encuentra el Colegio Nacional. El Consejo Escolar le cedió el terreno al club y permaneció allí hasta 1928.
En 1924 se consiguió la personería jurídica, cuando la institución era presidida por Luis Arigotti.
Su actual sede fue inaugurada en octubre de 1955. Entonces la entidad ya había escrito páginas gloriosas en el deporte local, tanto en fútbol como en básquetbol y casín.
Aunque la hazaña más grande parece ser la de aquel grupo de pibes, que unidos por una misma pasión, crearon la institución deportiva con mayor historia en Necochea y la región.
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