En 1897, un joven médico llegó a nuestra ciudad con un flamante diploma obtenido en la Facultad de Ciencias Médicas de la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 25 años y se llamaba Emilio Ferreyra.
Inmediatamente se adoptó a la población de pequeño pueblo. Fue médico escolar, municipal y de la policía. También trabajó para las sociedades de beneficencia, la juventud obrera y las sociedades española, italiana, francesa y euskera. Y desde 1897 hasta 1936 se desempeñó como médico del Ferrocarril Sud.
Además, también cumplía con su rol de capitán de Guardias Nacional del Batallón de Necochea, fuerza que también tuvo en sus filas a Angel I. Murga.
Pero Ferreyra no sólo es recordado por su labor como médico, también por su gran compromiso con la comunidad, que lo llevó a intervenir en la política. Fue intendente, concejal y presidente del Consejo Escolar.
Escribió un libro e incursionó en el periodismo como corresponsal del periódico La Prensa.

Nacido en Catamarca
Ferreyra nació el 20 de julio de 1871 en Catamarca. En esa provincia realizó sus estudios primarios y aún adolescente se trasladó a la Capital Federal, para estudiar medicina.
No se sabe que lo trajo a Necochea, pero aquí pasó la mayor parte de su vida. Desde 1903 fue comisionado escolar y, más tarde, se enroló en las filas de la Unión Cívica Radical y llegó a ser comisionado municipal en 1917. Aunque en un principio el radicalismo local resistió su participación. Fue diputado en la Legislatura de Buenos Aires en el período comprendido entre 1919 y 1921 y luego entre 1936 y 1940.
En abril de 1931 fue electo senador nacional, pero no llegó a ocupar la banca a causa de la anulación de los comicios.
En la UCR llegó a ser presidente del comité local, delegado a las convenciones seccional, provincial y nacional, miembros del comité seccional y del comité de la Provincia, delegado suplente del comité nacional por Catamarca en 1939 y en el período 1941-42.
También sufrió la persecución por sus ideas, en 1933, cuando era convencional nacional, fue confinado a la isla Martín García por el gobierno del general Justo.
Pero, Ferreyra, fiel a su espíritu, incluso pudo seguir trabajando durante sus días de detención y escribió el libro “Cuadros a lápiz”, que publicó en 1934.
Precisamente en enero de 1934, Ecos Diarios le dedicó un artículo editorial en el que hacía referencia a su detención en Martín García.
“Viejo vecino con más de seis lustros de permanencia en Necochea, dedicado al ejercicio honorable de su profesión de médico, hombre sereno, bien intencionado, cuya cultura le ha permitido elevarse por encima de las miserias humanas y cuya propia filosofía hecha en la experiencia lo ha capacitado para mirarlo todo sin que su turbe su espíritu, su permanencia en Martín García, en calidad de detenido político, no puede, por cierto, pasar como un hecho inadvertido para nuestra población, que a estas horas formula votos por el pronto retorno del prestigioso vecino”, refiere el artículo.
El médico permaneció 50 días recluido en la isla. El 21 de febrero de 1934, Ecos Diarios publicó otra nota, esta vez en la que informaba de la llegada de Ferreyra de vuelta a su hogar. “Durante todo el día de ayer atendió en su domicilio del boulevard Del Valle (avenida 58) la visita de infinidad de amigos y correligionarios que fueron a presentarle sus saludos”, escribió el cronista.

Comprometido
En 1898, por impulso de la Sociedad de Beneficencia “Protectora de los Pobres”, se inauguró el Hospital General Díaz Vélez, que tuvo como primer director al doctor Emilio Ferreyra.
Dos años más tarde, la presidenta de la Sociedad, María B. de Salcides y su secretaria, Manuela Murga, le enviaron una carta a Ferreyra para felicitarlo por el éxito de una intervención quirúrgica realizada en el hospital por los médicos Adolfo Güiraldes y Alberto Nazarre.
Además la carta daba a entender que los médicos realizaban su trabajo ad honorem. “(Queremos) reiterarle nuestra gratitud por sus sacrificios en bien de esta institución, que por ser muy pobre, no halla otra forma de recompensarles”, concluía la misiva.
Ferreyra también fue el primer director del Hospital Municipal, inaugurado el 1º de diciembre de 1943. Pero los problemas de salud le impidieron ejercer el cargo como lo hubiera deseado. El 11 de septiembre de 1946, a los 75 años, dejó de existir.
En la actualidad, el hospital lleva su nombre como un homenaje a su compromiso constante con la salud de los necochenses.

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