Una vez fue el millonario robo en las cajas de seguridad que se concretó en la sucursal Acassuso de San Isidro y que dio lugar a miles de interpretaciones. Otra, mucho más trágica, fue la salidera sufrida en La Plata por la entonces embarazada de ocho meses, Carolina Píparo, un caso que conmovió al país.
La entidad bancaria que es denominador común en estas historias se llama Santander Río, una compañía privada de capitales españoles y argentinos que supo consolidarse en el país.
Pero lejos de las crónicas policiales, hay otro aspecto que la compañía es noticia y eje de comentarios al momento de brindar seguridad a sus clientes y que es, precisamente, la seguridad de la eficiencia. Esta es la cuestión en la que parecen existir grandes diferencias con la prestación que realiza el Santander Río respecto a otros bancos estatales o privados al margen del poderío económico que ostenten.
Un caso claro de mala calidad en su prestación son los cajeros de la Red Banelco que utiliza, dado que mientras en otras entidades pueden realizarse distintas y variadas operaciones bancarias, cuando dichos instrumentos se hallan dentro de un Santander Río todo se vuelve un impedimento.
De acuerdo a los testimonios que pudo recoger NOVA, no son pocos los clientes de la entidad bancaria que protestan ante la falta de un buen servicio. Por ejemplo, los más comunes son los del tipo "este cajero no toma depósitos", con la justificable queja del cliente que se encuentra imposibilitado de depositar su dinero (operación que, lógicamente, muchas veces se hace fuera del horario de atención, que es de 10 a 15) y debe volver con la frustración y el temor de circular en la vía pública con el mismo.
Lamentablemente, y nadie sabe dar una explicación o comunicar algo al respecto, esa práctica es cotidiana y recurrente. Esa parte del servicio es deficiente.
Pero hay otros ejemplos que se suceden con los cajeros del Santander Río, como lo es la "famosa" frase con la que se encuentran los clientes cada vez que van a realizar un depósito (cuando el cajero electrónico lo permite, claro) y avanzaron unos pasos en la concreción: cuando todo parece indicar que se va por la buena senda, aparece una advertencia frustrante del tipo "Disculpe, momentáneamente esta operación no se puede realizar".
Y así uno y otro impedimento. Así hay que ir y volver. se va con los bolsillos o las carteras con el dinero para depositar y se vuelve con lo mismo porque los cajeros del Santander Río no lo permiten. En este clima de inseguridad que se vive en la calle, la entidad bancaria que se muestra sólida y líder en su negocio parece colaborar con dicho peligro.
En la década del '90, cuando se llamaba, a secas, Banco Río, el lema comercial era "siempre un paso adelante". Pareciera ser que ese paso es el que conduce a sus clientes al abismo cuando se encuentran operando en los cajeros electrónicos del Santander Río.
Fuente: www.novanacional.com
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