En la noche del 1º de abril de 1924 dos buques naufragaron en las playas de Quequén. Del vapor italiano Monte Pasubio y el inglés Westbury hoy solo queda el recuerdo. Sin embargo, el primero de ellos se ha convertido en parte de historia lugareña, ya que un popular balneario lleva su nombre.
Si bien son dos buques más de las decenas que naufragaron en las aguas de Quequén y Necochea desde fines del Siglo XIX, su historia es insólita, ya que encallaron en la misma playa y en la misma noche, con unas pocas horas de diferencia.
Ambos buques navegaban con destino al puerto de Bahía Blanca, cuando, frente a nuestras costas, fueron sorprendidos por una fuerte tormenta. Durante toda la tarde y parte de la noche los marinos lucharon contra la furia del mar, hasta que finalmente fueron arrastrados hacia la costa.
Para prestar auxilio a estas dos naves, partieron de puerto Belgrano los barcos exploradores Querandí y Tehuelche, que llegaron tarde pese al empeño puesto.
Los rescatadores también debieron luchar contra este temporal que en tierra derribó la torre y el tanque de agua del hotel Necochea, rompió amarras la draga Gardella, que chocó contra un muelle y dañó una de las balsas del servicio que cruzaban el Río Quequén.
Historias de náufragos
Cuenta la historia de Necochea, que un naufragio propició uno de los encuentros de los que surgió la idea de contar con una ciudad cabecera del extenso partido de Necochea, que en esa época incluía las actuales tierras de San Cayetano.
Asegura también la historia local que uno de los primeros vecinos tomó el palo mayor de aquel buque velero naufragado e izó por primera vez la Bandera Argentina en el lugar donde luego trazó la plaza Dardo Rocha.
Aquel velero se llamaba El Filántropo y fue uno de los tantos barcos que la furia del mar arrastró hasta nuestras costas.
La historia local está ligada a innumerables naufragios, grandes tragedias humanas que ensombrecieron a la comunidad local, barcos fantasmas y audaces rescates.
De todos esos barcos encallados o hundidos, muy pocos sobrevivieron al olvido. El Monte Pasubio es uno de ellos.
La hélice y los restos del buque permanecieron durante décadas a la vista de los bañistas en el balneario que lleva el nombre del buque italiano.
Según el folleto “Barcos y veleros”, del historiador Egisto Ratti, el Monte Pasuvio era un vapor italiano de casco de acero construido en el año 1920, en el astillero Mommouth Ship Building Corporation, de Chepstow, Reino Unido.
Fue botado bajo el nombre de War Glory y pertenecía al Shipping Controller, del Reino Unido.
Sus dimensiones en pies eran 412.4 x 55.8 x 35.4 y tenía un registro grueso de 6.568 toneladas.
Estaba propulsado por un juego de turbinas a vapor de 678 n.h.p. que le permitía desarrollar una velocidad de 11 nudos.
En el año 1920 fue vendido a la empresa italiana Armatori Riuniti Societá di Navegazione y rebautizado Monte Pasubio.
En los primeros meses de 1924, el vapor, al mando del capitán Gaetano Maresce, inició un viaje desde el puerto Génova, en el Mar Mediterráneo, hacia Bahía Blanca.
Monte Pasubio
El 1º de abril, a las 11 de la mañana, el Monte Pasubio navegaba frente a Cabo Corrientes, con la costa a la vista.
Según los escasos registros de la época, horas más tarde, a las 16, seguía navegando con buen tiempo y viento Norte.
Pero a las 17, el viento cambió y la borrasca comenzó a hacer rolar la nave.
Una hora después, el viento viró al SSE y se convirtió en un verdadero huracán.
Las grandes olas hicieron que los tripulantes perdieran el control de la nave y a las 22 pudieron ver la luz del Faro de Quequén.
Según la crónica, a las 22.30, se sondea el fondo, y se constata que se estaba a 12 brazas.
Se paró la máquina y se fondearon las dos anclas, con la esperanza de que el buque no fuera arrastrado hacia la playa.
Pero las anclas garrearon y el buque fue a encallar frente al Faro de Quequén.
No hubo víctimas y al día siguiente el capitán Maresca realizó una exposición en la Prefectura Naval de Quequén.
El barco fue abandonado a favor del seguro y luego vendido, desmantelado y desguazado. Sólo quedó la hélice, que muchos años después dio nombre un local gastronómico del balneario Monte Pasubio.
Según algunas fuentes, algunos de los tripulantes del barco se radicaron en Quequén y formaron allí sus familias.
El Westbury
El buque inglés Westbury había partido de Rio Grande do Sur, en Brasil y se dirigía a Bahía Blanca.
Según el sitio web de la Fundación Histarmar, se trataba de un vapor británico de casco de acero perteneciente a la empresa Capper, Alexander & Company, construido en el año 1901 en el astillero Gourlay Brothers, del Reino Unido.
Sus dimensiones eran: 123,44 x 15,53 x 7,9 metros y registraba un peso de 4.202 toneladas. Estaba propulsado por una máquina alternativa a vapor de triple expansión de 417 nHP, el vapor era suministrado por calderas alimentadas a carbón.
El Westbury había comenzado su vida útil con el nombre de Montevideo. Había sido bautizado por la señorita Alexander, pariente de los dueños de la Den Line.
Pero el buque, sin terminar, fue adquirido por Hamburg Sud-Amerikanische DG en 65.000 libras, al comenzar la primera Guerra Mundial.
El Montevideo fue internado en Chile, en Punta Arenas y en septiembre de 1918 fue tomado por fuerzas chilenas.
Fue remolcado a Hamburgo, Alemania, para que le realizaran reparaciones, pero debió ser entregado a la Allied Shipping Commission en 1921, como reparación de guerra.
Primero fue cedido a Gran Bretaña y luego vendido a Alexander Shipping Company, rebautizado entonces Westbury.
El 1º de abril de 1924, a las 14, fue sorprendido por un fuerte viento sur cuando navegaba hacia Bahía Blanca.
A las 18 el viento calmó, pero inmediatamente el mar furioso llevó a los tripulantes a perder el control y el barco comenzó a rolar, causando el mal funcionamiento de las máquinas.
A las 22 el huracán arrastró al buque hacia la luz del Faro de Quequén, por lo que media hora más tarde decidieron lanzar las anclas, con el fin de fondear.
Sin embargo, minutos antes de la medianoche el buque fue arrastrado a la playa y encalló a unas diez millas al Oeste del faro.
Este barco siguió la misma suerte que el Monte Pasubio, fue abandonado a favor de la empresa aseguradora y luego vendido y desmantelado.
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