“Las posibilidades del cómic son –como han sido siempre- infinitas”, escribió Scott McCloud en su libro “Cómo se hace un cómic”. Y no exagera. Durante el siglo XX millones de personas aprendieron a leer en las páginas de las revistas de historietas.
Del cómic surgieron la mayor parte de los mitos populares del siglo: Superman, Batman, Corto Maltés, Asterix, Tintín y nuestro Patoruzú, entre otros. La historieta fue el medio elegido por algunos de los artistas más destacados de la última década para reflexionar sobre la condición humana. Tal es el caso de Charles Schulz (“Peanuts”) o Quino (“Mafalda”).
Y también fue objeto de estudio de algunas de las mentes más brillantes (Umberto Eco, “Apocalípticos e integrados”).
El potencial del cómic es ilimitado. Sin embargo, las posibilidades de que los jóvenes puedan acceder a las técnicas de este maravilloso medio de expresión artística son muy escasas, especialmente en comunidades pequeñas como la nuestra.
En lo personal, luego de 13 años de leer cómics (comencé a los cinco) decidí dibujarlos. Aún con los precarios conocimientos con los que contaba entonces, en 1992 empecé a publicar tiras en Ecos Diarios de Necochea.
En los tres años que duró esa experiencia, aprendí a los golpes algunos de los secretos del cómic. La lectura entre líneas de entrevistas a grandes historietistas en revistas especializadas, me permitieron descubrir que el noveno arte tiene una sólida base técnica.
Entonces me pregunté: ¿Dónde puedo aprender esas técnicas? Un breve paso por la Escuela de Artes me demostró que ese no era precisamente el lugar. Los métodos académicos obligan a los aspirantes a artistas a pasar años frente al caballete antes de dominar los rudimentos del dibujo. Sólo los talentosos y persistentes adquieren la maestría suficiente para expresar lo que desean.
Pero aún así, el dominio del dibujo artístico no asegura el dominio de las técnicas del cómic. El dibujo de historietas exige una flexibilidad de estilo similar a la que un contorsionista de circo tiene sobre su cuerpo.
Porque un dibujante de cómic debe conocer la anatomía humana como el mejor de los pintores realistas, dominar las técnicas del retrato, la caricatura, la perspectiva e incluso el diseño.
No obstante, tampoco ser un buen dibujante es sinónimo de ser siquiera un historietista mediocre. ¿Por qué? Simplemente porque el dibujo es la parte superficial del cómic, la herramienta de la que se vale un narrador para contar una historia.
“No hay dibujo que apuntale un mal argumento”, dijo una vez Leonardo Wadel, para algunos el primer guionista argentino.
“Lo contrario, en cambio, suele ocurrir: que un buen argumento apuntale y defienda bravamente un dibujo regular”, agregó Wadel, autor junto a Alberto Breccia de “Vito Nervio”.
Luego de años de leer sobre dibujo, músculos, huesos, historia del noveno arte, crítica y teoría del cómic, infinidad de entrevistas, manuales de guión de cine, gramática, técnicas narrativas y convertirme en coleccionista de historietas, pude tener un panorama general de esta fascinante pero nunca bien valorada forma de expresión artística.
Un curso de historieta
Hace unos años intenté desarrollar un curso de guión de historietas en la Casa de la Cultura “La Nave” de Necochea. El proyecto fracasó, sin embargo las ganas de compartir mis conocimientos sobre cómics nunca desaparecieron, al contrario, se hicieron más intensos.
Por eso, este año me he propuesto crear un taller de historieta en el cual pueda enseñar las técnicas básicas del dibujo, narrativa gráfica y guión.
Comenzaría por enseñar el sistema de la doctora Betty Edwards, uno de los métodos más modernos de enseñanza de dibujo, basado en los descubrimientos que la neurofisiología ha efectuado en sus investigaciones acerca de los hemisferios cerebrales.
Edwards dio a conocer este sistema en todo el mundo a través de su libro “Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro” (publicado en castellano por Ediciones Urano).
“La habilidad global de dibujar algo que se ve ’allí‘ (un objeto, persoa, paisajes percibidos) sólo requiere cinco habilidades básicas, ni una más. Estas habilidades no son propiamente de dibujar, sino habilidades de percepción”, explica Edwards.
Según la especialista estas habilidades son: la de percibir bordes; la de percibir las luces y sombras; y la de percibir la totalidad o gestald.
Experiencias realizadas por Edwards han permitido demostrar que con este método en un plazo muy corto cualquier persona, aún las que no creen tener aptitudes para el dibujo pueden aprender a dibujar.
Las técnicas del cómic
Luego, teniendo en cuenta las características especiales del dibujo de cómic, en el taller trabajaría sobre métodos más tradicionales: la construcción de cabezas, manos y pies, anatomía y técnicas para dibujar cuerpos en movimiento, etc. También la creación de personajes, fondos, perspectiva, composición del cuadro y la página, bocetos, dibujo a lápiz, entintado y letras.
Paralelamente, analizaríamos el lenguaje básico de la historieta. Los elementos de página: viñetas, globos, onomatopeyas, planos, signos cinéticos, captions, metáforas visuales, metonímia en globo, etc. Además del empleo de íconos en los cómics y la teoría del arte secuencial: qué es un gutter, la acción viñeta-a-viñeta, etc. Por último veríamos la importancia del tiempo y el estilo en este género.
Para este análisis teórico nos basaremos en los estudios realizados por Scott McCloud (“Cómo se hace un cómic”, Ediciones B,1995) y Will Eisner (“La narración gráfica”, Norma Editorial, 1998).
El guión
Finalmente, veremos cómo se escribe una historieta. Para ello debemos saber con qué espacio contaremos. Si apenas contamos con unos cuadritos (tira o página), con un número determinado de páginas (historieta de antología, cómic book) o indeterminado (novela gráfica).
Después estudiaremos de dónde surgen las ideas, qué es una historia, qué es la trama y en base a ello cómo se escribe un argumento.
Por último, la construcción del guión y cómo se hace un guión técnico (encuadre), último paso antes de comenzar a dibujar un cómic.
Mi objetivo, luego de llevar este taller a la práctica, es escribir un libro que permita al lector acceder de forma integral al dibujo, el guión, la teoría y las técnicas narrativas del cómic.
Estos apuntes fueron escritos en febrero de 2000 y debido al tiempo que ha pasado y a que no sé si algún día realizaré el taller, los rescato ahora para compartirlos con los lectores en esta nueva etapa del blog.
¡¡Por Favor, Juan!!! ¡Dictá ese curso que MUERO por hacerlo! Perdón por la efusividad. Saludos.
ResponderBorrarMatias
muchas gracias por la info, parece un curso interesante, segui con lo tuyo y no desistas
ResponderBorrarMauro
Hola Juan. Te rebanco a muerte, kiero aprender a dibujar ya!!
ResponderBorrarHola, veo que esta nota es de hace 4 años, pero por ahi alguien me puede ayudar... estoy buscando entintador (freelance) Algun interesado en Necochea? Si me envian un email a pininam@yahoo.com.ar con muestras se los agradecere. Incluso con muestras de ilustraciones. Gracias!
ResponderBorrarjuan hace tiempo que busco lago asi si lo dictas a distancia escribime hago comics .
ResponderBorrardaniel torres
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