Los extremos de fanatismo, egocentrismo y soberbia demostrado por muchos de los líderes mundiales en las primeras décadas del siglo XX, dejan en claro que estos "líderes populares" no eran muy diferentes de los monarcas que decían odiar.
Un ejemplo claro de ello es Stalin. Luego de que la revolución rusa acabó con los zares, este individuo se convirtió prácticamente en un rey de facto y cometió algunos de los actos más irracionales de los que se tenga memoria.
Una de esas locuras ocurrió precisamente hace 79 años, cuando en el marco de la Batalla de Moscú, los moscovitas se encontraban bajo el asedio de los nazis.
Sin importarle las circunstancias, el jerarca comunista ordenó que el 7 de noviembre de 1941 se realizara el desfile conmemorativo de la Revolución de Octubre. Después del desfile, las tropas debieron volver a luchar.
Se dice que Stalin organizó este desfile con el fin de levantar la moral de los soviéticos, pero hacía días que los moscovitas habían comenzado a huir de la ciudad y los alemanes ya estaban a sólo 30 kilómetros de distancia.
Para algunos soviéticos aquel desfile pudo haber sido inspirador, pero también fue una pérdida de tiempo, lo que teniendo en cuenta al rival, que se caracterizaba por no detenerse a descansar un minuto, indudablemente significó una pérdida inútil de vidas.
Se debe recordar que la Unión Soviética perdió durante la Segunda Guerra Mundial a 27 millones de personas (al menos la mitad de ellos civiles).
Si bien hoy muchos sostienen que la Unión Soviética fue quien más sacrificios realizó para derrotar a los nazis, la verdad es que muchos soldados soviéticos fueron asesinados por sus propios oficiales por negarse a avanzar y otros fueron sacrificados sin sentido por la impericia militar de sus líderes. El famoso desfile es un reflejo de esto último.
A esos 27 millones de muertos, hay que sumarles los que dejó el régimen de Stalin, cuyo número aún hoy es desconocido. Entre deportados de los países bálticos, los gulag, las cárceles y los fusilamientos, el número podría subir varios millones más.
Se debe recordar que la Unión Soviética perdió durante la Segunda Guerra Mundial a 27 millones de personas (al menos la mitad de ellos civiles).
Si bien hoy muchos sostienen que la Unión Soviética fue quien más sacrificios realizó para derrotar a los nazis, la verdad es que muchos soldados soviéticos fueron asesinados por sus propios oficiales por negarse a avanzar y otros fueron sacrificados sin sentido por la impericia militar de sus líderes. El famoso desfile es un reflejo de esto último.
A esos 27 millones de muertos, hay que sumarles los que dejó el régimen de Stalin, cuyo número aún hoy es desconocido. Entre deportados de los países bálticos, los gulag, las cárceles y los fusilamientos, el número podría subir varios millones más.
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Imagen: RussiainPhoto.ru
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