El 20 de marzo de 1995, Tokio se convirtió en el escenario de uno de los ataques terroristas más impactantes de la historia moderna: el atentado con gas sarín en el metro.
A las 8 de la mañana, en plena hora pico, miembros de la secta Aum Shinrikyo (Verdad Suprema) liberaron gas sarín en cinco trenes del metro de Tokio.
El gas, un agente nervioso altamente tóxico, se propagó rápidamente, causando la muerte de 13 personas.
Hay cincuenta heridos y unas mil personas presentan problemas temporales. El caos se apoderó de las estaciones, con pasajeros sufriendo convulsiones, problemas respiratorios y pérdida de visión.
Aum Shinrikyo: la secta detrás del terror
Aum Shinrikyo, liderada por Shoko Asahara, era una secta apocalíptica que combinaba elementos del budismo, el hinduismo y creencias esotéricas.
Asahara, un líder carismático y paranoico, proclamaba el fin del mundo y reclutaba seguidores, muchos de ellos jóvenes y educados, a quienes manipulaba para llevar a cabo sus planes.
La secta había estado involucrada en otros incidentes previos, incluyendo la producción de armas químicas y biológicas.
Condenados a muerte
Tras una larga investigación, Asahara y varios de sus seguidores fueron arrestados y condenados a muerte.
No había ocurrido un episodio de esa gravedad en el país desde el fin de la Segunda Guerra. Haruki Murakami publicó el libro Subterráneo, en 1997, que incluye entrevistas a sobrevivientes del ataque; y luego, El lugar prometido, centrado en Verdad Suprema.
En 2018 fue ejecutado en la horca el líder de la secta, Shōkō Asahara, junto a otras seis personas. Las ejecuciones pusieron fin a un capítulo oscuro en la historia de Japón.
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