Siempre he tenido prejuicios respecto de las personas que demuestran más amor por los animales que por sus congéneres. Esto viene a cuento a raíz de una nota que el diario La Nación publicó en su suplemento Cultura sobre el escritor colombiano Fernando Vallejo.
Entrevistado vía email, porque teme que los periodistas cambien sus palabras, el escritor habla de su amor por los animales y confirma que donó los 100.000 dólares del Premio Rómulo Gallegos a una institución de Caracas que cuida a los perros abandonados.
En un país como Colombia, tan pobre como el nuestro, donde infinidad de niños pasan hambre, que un señor done 100.000 dólares a una institución para perros, no hace más que reafirmar mis prejuicios.
"Es más -agrega Vallejo- hace unos meses fundé en Medellín, con mi hermano Aníbal y su esposa Nora, la Fundación San Martín de Porres, que creamos para esterilizar y atender a los perros de la gente pobre".
Y por si eso no fuera suficiente, Vallejo despotrica contra los males de Colombia: los políticos y... ¡los pobres!
"Políticos corruptos es pleonasmo. En cuanto a los pobres... ¡Otra plaga de la humanidad para sumársela a las que dije! Una plaga siempre en expansión. El pobre por naturaleza es malo. El rico también, pero entre un pobre y un rico yo prefiero al rico porque éste por lo menos no me atraca. Ni me pide. Aunque de todos modos a nadie le pienso dar. En cuanto a los adolescentes, de aquí o de allá o de donde sea, ¡pobre también con el mundo que les tocó! Yo por lo menos ya voy de salida de esto", dice Vallejo.
No creo que lo quieran ni los perros...
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