A pesar de que se vienen retrasando desde hace años, las obras de extensión de la Escollera Sur son inminentes. Pero recién ahora, después de tantos años, la gente parece comenzar a preocuparse por el impacto que puede tener la obra, en especial para las playas ubicadas al Este de Necochea, en otras palabras, en las costas del partido de Lobería.

La picazón parece haberla provocado una nota que escribí hace unas semanas para la sección Personas y Personajes del suplemento Brisas de Ecos Diarios. El entrevistado era el juez de surf Cristian Petersen, quien es representante en Necochea de Surfrider Foundation, una ONG formada por surfistas preocupados por la destrucción de las playas donde practican su deporte.

Petersen sugería en la nota la idea entrevistarse con gente especializada para determinar si la obra podría provocar algún tipo de impacto en las playas de Quequén.

El tema parece haber sido tomado con pinzas por alguien en el Concejo Deliberante de Lobería, que en los últimos días aprobó una minuta de comunicación que solicita al Departamento Ejecutivo de ese distrito que informe sobre los datos que existan sobre el posible impacto de la extensión de la escollera.

Creer que la obra no tendrá impacto es inocente. En la actualidad la Escollera Sur tiene 800 metros de extensión y en los últimos años se ha visto una creciente erosión en Bahía de los Vientos y Costa Bonita.

Con la extensión de 400 metros, la Escollera alcanzará los 1.200 metros y también se podría multiplicar el alcance del impacto de la erosión.Debido a los reditos económicos del proyecto, nadie parece preocupado por conocer los verdaderos alcances del impacto. Habrá que ver en el futuro si las ganancias no se convierten en pérdidas irreparables, como es común cuando se trata de temas relacionados con la ecología.

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