Cuando era chico, en casa no tenía televisión, por eso crecí escuchando radio. Recuerdo que en los momentos en que no iba a jugar con otros chicos y no tenía nada que hacer, me llevaba la radio afuera y me sentaba a escuchar en el porche, mirando la gente que pasaba por la vereda.
Teníamos una Noblex, no la Karina, sino la otra, la de la parrillita sobre el parlante. Se podía escuchar onda larga y onda corta. La FM en ese entonces no existía.
También teníamos una Tonomac con botonera. Mi favorita era Radio Rivadavia y escuchaba por la mañana a Héctor Larrea y un poquito al mediodía a Antonio Carrizo, que era demasiado intelectual y adulto para mí.
Los sábados y domingos me escuchaba todos los partidos, tanto los de la B como los de la Primera. Era el tiempo del Prode y la televisión por cable no existía tampoco, así que ver los partidos en directo era prácticamente imposible.
Me acordé de todo esto el otro día, al recordar, no sé por qué extraña paradoja de la memoria, el título de un programa de radio uruguayo: "Aquí está su disco", que se emitía por Carve.
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