En la década del 80, Blanca Farías ya escribía poesía, pero entonces estaba más abocada a la pintura, que cultivaba desde los 70. Fue recién a mediados de los 90 que decidió volcarse definitivamente a la literatura, a partir de su paso por el taller literario de María Cristina Martínez Teixans.
En los últimos meses, los miembros de ese taller lograron apoderarse de la carpeta de Blanca y convertirlos en un libro: La luz del faro, que será presentado hoy, a las 19, en un acto a realizarse en la Escuela Municipal de Artes de Necochea, "la Vieja Estación de Trenes", como le gusta llamarla a ella.
"Desde su iniciación en este combate, me impresionó la soberbia seriedad con que acometía contra sus borradores y múltiples versiones hasta alcanzar su definición", escribió Martínez Teixans en las solapas del libro.
Mujer callada, de origen humilde, pero espíritu indómito, esta balcarceña ha recorrido durante años el camino del trabajo artesanal y se vuelca a la escritura con la misma dedicación.
La luz del faro es su primer libro y también el primero que publica Acontramusa, el taller literario dirigido por Martínez Teixans.
El libro es el fruto del anegado trabajo poético de Farías de los últimos 10 años. "Yo siempre estaba preparando una carpeta, pero ya no pensaba en publicar un libro", comentó la autora.
Aunque Martínez Teixans le insistía que debía dar a conocer su trabajo, ella bajó los brazos. "En un momento dije: no voy a hacer nada", manifestó.
No obstante, tanto Cristina como los otros miembros del taller y algunos amigos insistían en que sacaran los textos de la carpetita y los publicara.
Finalmente, hace unos meses, decidió entregar la ajada carpeta y dejar a los miembros del taller la selección de textos. Así surgió el libro, cuya ilustración de tapa realizó su amigo Bruno Roeschlin y cuya impresión, casi artesanal, estuvo a cargo de la familia De Francisco, también amigos de siempre de la autora.
Dicen, digo, decimos
El primer texto es un indicio de lo que los lectores podrán encontrar a través de sus páginas. Se llama "Dicen digo decimos" y está basado en un diálogo real mantenido entre una periodista amiga de Farías y unos cartoneros.
En el prólogo de Martínez Teixans hay una sugerencia al lector que revela en parte la magnitud de la poesía de Farías: "Frente a una poeta de esta naturaleza y tanta envergadura, más aún si uno ha tenido la gracia de acompañar y ser testigo de su crecimiento, lo recomendable es, digo con Alonso: 'El arte de callar', el silencio y la escucha deleitada".
Quienes concurran hoy a la Vieja Estación de Trenes, podrán escuchar esa voz suave y tersa decir una poesía tan dulce, dura y embriagadora como la vida misma.
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