Harold Fielden tiene el récord mundial de lanzamiento de escupitajos, con una marca de 10,36 metros. Mientras que Errold Bird obtuvo un récord por cantar tirolesas durante 26 horas.
Estas inusuales marcas se encuentra en el libro Guinness de los Récords. Ahora, ¿de qué nos sirve conocer estos datos? ¿Y que ganaron estos ciudadanos al imponerse en estas inútiles competencias? Enrique Monasterio escribe un interesante artículo sobre el tema en el sitio web Fluvium.
" Abrumado por tan sorprendentes registros, me pregunto qué mentalidad puede llevar a un ciudadano a intentar batir el récord mundial de lanzamiento de huevos de gallina (96, 90 m.) y qué misterioso síndrome impulsa a los demás contribuyentes a entusiasmarnos con la lectura de marcas tan idiotas", se pregunta Monasterio.
Link: Guinness y sus récords
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