Hoy, a pocos días de su muerte, se lo recuerda como “el padre de la democracia” y, lentamente, en la memoria de los argentinos, Raúl Alfonsín comienza a transitar el camino de los próceres, a formar parte de la galería de grandes hombres que forjaron nuestra historia.
Tal vez en unos años, como suele ocurrir con los destinados a entrar en la historia, Alfonsín, el hombre, quede en el olvido y sólo se lo recuerde por sus emotivos discursos, por ser el primer presidente latinoamericano decidido a juzgar el terrorismo de estado, por soñar con un país grande y con espacio para todos.
Pero, el tiempo borrará las anécdotas, los hechos de la vida cotidiana de un hombre que pasó la mayor parte de su vida en el camino, en una campaña sin principio ni fin por llevar adelante su sueño.Esas anécdotas sólo han quedado grabadas en la mente y en los corazones de los hombres y mujeres que a lo largo de su extensa vida militante, lo cruzaron en algún momento de ese peregrinaje.
Un libro de anécdotas
Hace unos años, un amigo, que lo acompañó en parte de ese peregrinar, decidió escribir un libro con algunas de aquellas anécdotas. Lo publicó sin pedirle autorización al caudillo, porque temía que en su humildad, Alfonsín decidiera corregirlo.
El escribano Victorio Osvaldo Bisciotti conoció a Alfonsín en Lobería. "Yo lo conocía indirectamente por su actuación como diputado nacional en la época de Illia y vino a algunos actos", recordó el loberense. "Con Illia vino después del golpe militar. Estuvieron en una carpa cerca de la estación. Había unas quinientas personas y llegó la Policía".
Los policías llegaron con órdenes de disolver el acto y quien les hizo frente fue Bisciotti. "¿Qué acto?", les preguntó el escribano. "No, viejo, esto no es un acto, es el cumpleaños de don Fermín Irigoyen".
Los uniformados le dieron a Bisciotti una hora para despejar el lugar y cuando el escribano volvió al interior de la carpa, dirigiéndose a Alfonsín, le dijo: "Bueno, don Fermín, feliz cumpleaños!".
Bisciotti recuerda que Alfonsín vino varias veces a Lobería, pero no fue hasta unos años después que se hicieron realmente amigos. Fue después del derrocamiento de Illia, cuando el futuro presidente recorría la Quinta Seccional Electoral realizando actos clandestinos, cuando comenzaron a conocerse mejor.
"Me llamaba la atención su lenguaje, su palabra radical. Era una cosa nueva, distinta. Me parecía que podía haber en él un futuro líder. Lo que afortunadamente ocurrió", dijo Bisciotti.
En esa época Alfonsín presidía el partido y cuando terminaba sus discursos, solía encontrarse con Bisciotti en la puerta. El escribano lo llamaba presidente, pero con un doble sentido, porque tenía la ilusión de que hombre de Chascomús llegara algún día a liderar a todos los argentinos.
El camino a la democracia
Bisciotti formó parte del grupo que junto a Alfonsín formó Renovación y Cambio en el 73. "Alfonsín sabía que tenía que encarnar un nuevo movimiento, pero le costaba enormemente, porque tenía gran admiración por Ricardo Balbín", recordó.
A partir de ese momento empezaron a transitar lugares comunes y se forjó entre ambos una relación "muy afectiva y afectuosa".
"Alfonsín era muy cálido, así como era muy severo con muchas cosas. Era un hombre que tenía puentes de amistad con todos los sectores y tenía una forma de solidaridad con todos y una humildad que lo caracterizaba, propia de una personalidad exquisita", señaló Bisciotti.
El ex diputado nacional contó que una vez Alfonsín llegó a un campo de La Dulce, donde se iba a hacer un acto político, en colectivo, luego de hacer varias combinaciones en ciudades de los alrededores. "Así viajaba. Tenía ese don de la humildad y la grandeza de la militancia. Eso hacía que fuera un luchador incansable".
La relación entre Bisciotti y Alfonsín se fue extrechando. El escribano era uno de los que participaban de las reuniones que el futuro presidente hacía en la casa de su madre, en los últimos años de la dictadura militar. "La madre de Alfonsín era una persona exquisita, culta, lectora. En la Avenida Santa Fe, los miércoles, con empanada y vino, reunía a algunos demócratas progresitas, intransigentes y radicales que invitaba Raúl", recordó.
"Un día le preguntan a Alfonsín: ¿qué tenemos que hacer para poder arrancarle el poder a los militares? Y él contesto: tener grandeza. Los civiles tenemos que tener grandeza y reunir para empujar al régimen militar", señaló.
Al final de la dictadura militar, luego de la guerra de Malvinas, Alfonsín recorrió el país con aquel inolvidable discurso basado en el preambulo de la Constitución Nacional. Cuando él aparecía en televisión, el tiempo parecía detenerse y la gente dejaba todo lo que estaba haciendo para escucharlo.
En uno de esos viajes, Bisciotti lo acompañó a Miramar. "Alfonsín tenía el hígado reventado por las empanadas de los actos de campaña", recordó el escribano.
Y en Miramar también había empanadas, así que cuando finalizó el acto, Alfonsín desapareció. Al salir del hotel donde se hospedaban, Bisciotti le preguntó a un pibe que estaba sentado en la vereda si había visto a Alfonsín. "Se fue con el chico de García, el cartero. Alfonsín le preguntó dónde podía comer un lomito y el chico lo invitó a comer a su casa", le contestó el pibe.
Después Alfonsín le contó a Bisciotti que al llegar a la casa de García, la madre del chico la madre, sin salir del asombro lo invitó a pasar y le confió que lo único que quedaba para comer eran "tallarines recalentados del mediodía".
"Señora, esos son los que me gustan", dijo Alfonsín encantado. Y luego le confió a Bisciotti que se había servido tres veces.
Por eso, tiempo después, cuando Alfonsín llegó a la Casa Rosada, el cartero García y su señora recibieron una postal del presidente de la República.
Esa y otras anécdotas aparecieron en un libro que Alfonsín nunca se animó confiarle a Bisciotti que había leído. Pero hace dos años, una noche que iban a cenar en casa de un amigo común en un auto conducido por el comisario Daniel Tardivo, el custodio personal de Alfonsín durante 25 años, el ex presidente le tomó la mano a Bisciotti: "Te quiero comentar las buenas repercusiones que ha tenido tu libro".
Escribí este artículo a una semana del fallecimiento de Raúl Alfonsín, para ser publicado en Ecos Diarios de Necochea
Más información:
Raúl Alfonsín en la Wikipedia
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