Quienes me conocen y han hablado alguna vez conmigo de política sabrán que me opongo a cualquier ideología extrema y que opino que cualquier individuo que tome las armas para imponer sus ideas está destinado al fracaso, llámese Hitler, Che Guevara, Bush o Bin Laden.
Pueden tildarme de nazi, comunista o anarquista, pero creo ciegamente en las palabras del más grande pacifista de la historia respecto a este tema: "Todos los que tomen espada, a espada perecerán" (Mateo 26,52).
Quiero dejar esto en claro porque en este post vuelvo sobre el tema de Hitler y su muerte y no quisiera que alguien pensara que escribo sobre él porque lo admiro.
Hitler, ideólogo de la masacre
Desde la niñez he tratado de comprender por qué en las primeras décadas del Siglo XX los hombres se masacraron en dos guerras que no trajeron al mundo ningún progreso y que dejaron a la humanidad con cicatrices que aún no cierran.Entre los líderes que llevaron a los hombres a esa orgía de destrucción, Hitler es el que más responsabilidades tuvo, ya que fue el ideólogo del movimiento que llevó a Alemania a invadir Europa con el objetivo de imponer un nuevo orden. Sus ideas desencadenaron una guerra que dejó millones de muertos, la matanza de millones de personas por cuestiones raciales y prepararon el terreno para que Estados Unidos lanzara dos bombas atómicas y exterminara a cientos de miles de personas en cuestión de minutos.
El nuevo orden instaurado por Hitler
Después de eso el mundo quedó dividido en dos y sí se instauró un nuevo orden, pero no fue mejor que el viejo. Este y Oeste mantuvieron durante décadas una guerra fría que fue igual de letal para la gente de todo el planeta que la ocupación nazi.Entre las consecuencias de esa guerra fría se encuentra el terror impuesto por las guerrillas de izquierda en toda América latina y el secuestro, la tortura y asesinato de cientos de miles de personas por parte de gobiernos de derecha. Ambos bandos (guerrillas de izquierda, extrema derecha) respondían a los dos grandes bloques en los que quedó dividido el mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
Por eso considero que Hitler es uno de los más grandes misterios aún no develados de la historia. Y por tal motivo me parece que su muerte es un tema que se debería aclarar a fin de comprender no sólo la Guerra Mundial sino todo lo que vino después.
Ahora, si Hitler no se suicidó y escapó de Berlín, cabe preguntarse cómo pudo permanecer prófugo. ¿No habría Hitler instaurado el nuevo orden sin que nos diéramos cuenta?
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