Este es, sin dudas, el caso más paradigmático de la historia policial lugareña. Adriana desapareció el 15 de enero de 1987.
Salió de su casa en el auto de su padre con destino a la vivienda de sus futuros suegros, a unas doce de cuadras de distancia, pero nunca llegó. Es más, jamás se supo algo más de ella.
Esta causa, que se sustanció en el Departamento Judicial Mar del Plata, se encuentra archivada. Esta situación hace que pueda volver a tomar notoriedad en caso de que aparezca algún elemento novedoso, que permita ganar la voluntad de algún fiscal de recuperarla del archivo. No obstante, esta posibilidad aparece remota si se tiene en cuenta la falta de voluntad de que prospere la investigación demostrada hasta la fecha.
Mimí Celihueta sostiene en este nuevo aniversario de la desaparición de su hija que “hemos hecho todo lo que tenemos a nuestro alcance, se nos fue la vida en este intento por saber algo de Adriana”. Si bien no pierde la esperanza en sentir la sensación de justicia, ahora clama al periodismo para que “al menos una vez al año la recuerden… No quiero hacerme la idea que no se hable más de Adriana; que no pase al olvido una causa que no fue investigada como corresponde; que recuerden a la gente que en Necochea existió una investigación muy contaminada de intereses judiciales, policiales, políticos que no nos permitió saber el destino de nuestra hija”.
Adriana Celihueta fue una las primeras desaparecidas en democracia. Uno de los primeros casos de impunidad en este periodo democrático, uno de los primeros casos donde la justicia está ausente desde hace 24 años.
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