Nunca me canso de destacar las bondades y el potencial de Internet. Sin embargo hay gente que no parece comprender cuales son las consecuencias del uso irresponsable de esta maravillosa herramientas. Por ejemplo, nadie se detiene a pensar dos segundos antes de reenviar una cadenas de emails, sin siquiera tratar de determinar si el mensaje es verdadero o falso.
Hace dos meses escribí sobre la falsa desaparición de Jennifer García Quintana. Parece que todos los que recibieron el mail sobre su desaparición lo reenviaron pensando que la chica había desaparecido en su ciudad. Pero el mail de Jennifer en realidad es un hoax: una cadena de correos electrónicos que tiene por objetivo capturar direcciones para luego enviar publicidad.
Ahora me llegó otro mail con una nueva chica desaparecida: Ashley Flores. Antes de ponerme siquiera a leer el texto del mail busqué el nombre en Google y descubrí que se trata de otro hoax.
Dicen que tiene 13 años y que está desaparecida desde hace semanas. Pero la verdad es el mail circula desde hace años. Parece que apareció por primera vez en francés, en 2006 y desde entonces se ha convertido en una ya legendaria leyenda urbana.
Así que si reciben el mail de Ashley, por favor, no lo reenvíen.
Chucha
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