Una antigua fotografía muestra a Carlitos Laguilón detrás del mostrador del negocio de su padre, en la Villa balnearia. En ese momento tenía siete años.
El negocio se llamaba Supermercado del Atlántico y se encontraba en la esquina de avenida 79 y 8.
Carlitos tenía cuatro hermanos y desde pequeño trabajó con su familia en el comercio. “Mi padre tenía sexto grado, pero fue un gran empresario”, dijo orgulloso Laguilón, que en la actualidad tiene 62 años.
Desde los años 80 es propietario de una carnicería en pleno centro de la ciudad. En la actualidad ya no trabaja tanto como antes (“los supermercados nos mataron”, opina), pero sigue firme detrás del mostrador de su comercio.
Hace unos años, incentivado por sus hijos Maximiliano y Natalia, terminó sus estudios secundarios en la Escuela Media Nº 1.
Su hija también fue quien lo impulsó a incursionar en Internet y en la actualidad suma unos 35.000 amigos en distintas redes sociales. “Hoy recibí 1.800 mensajes”, asegura Carlitos, quien tiene cuentas en Facebook, Twitter, Orkut y Skype, además de una página web.
Otras épocas
Hincha de River, católico y radical, Carlitos Laguilón dedicó la mayor parte de su vida al trabajo.
Era muy joven cuando dejó el negocio de su padre y conoció a Eduardo Marcos, quien luego sería su suegro.
Con la ayuda de Marcos compró a mediados de los 70 el local de la calle 60 donde aún funciona su comercio.
Antes de la aparición de los grandes mercados, gran cantidad de clientes hacían cola para comprar sus productos y muchos días se quedaba hasta las 5 de la madrugada elaborando los chacinados para la jornada siguiente.
“Vendíamos 12 o 13 animales por día”, explicó Carlitos.
Sin embargo no culpa a los grandes empresas de la desaparición del pequeño comercio, sino a los políticos, que “no nos protegen”.
No obstante, Laguilón se manifiesta “agradecido con la gente”.
“Yo estuve muy mal”, explicó Carlos, que tiene problemas de salud y que en los últimos años se fue “encerrando”.
Pero asegura que realizar el bachillerato de adultos le “abrió la mente” e Internet le permitió conocer gente nueva y cambió sus perspectivas.
Carlitos asegura que la responsable de gran parte de ese cambio es su hija Natalia, quien abrió la mayoría de sus cuentas en las redes sociales y se encarga de escanear y subir las fotos que su padre comparte en Facebook.
Cultura del trabajo
“La cultura de mi familia no era el estudio, era el trabajo”, dijo Carlitos, que comenzó a trabajar de muy chico y nunca tuvo mucho tiempo para hacer otra cosa. Sin embargo, no culpa a su padre por la infancia que tuvo y le agradece todo lo que le enseñó.
Nació el 28 de agosto de 1950 en Tamangueyú, pero vive en Necochea desde muy pequeño.
Creció en la Villa balnearia, ya que su casa se encontraba en el primer piso del comercio de su familia.
En aquella época la Villa no se encontraba tan urbanizada como en la actualidad.
Afirma que la ciudad ha crecido mucho y que todo ha cambiado, incluso el lugar donde se encuentra su comercio.
“Añoro el viejo edificio de la Municipalidad, que se encontraba donde ahora está el Registro Civil”, dijo Laguilón, que todas las semanas concurre a la Iglesia Santa María del Carmen.
En su negocio, las imágenes de San José y el Sagrado Corazón ocupan un lugar muy importante. También hay fotos de sus hijos y de su nieta María del Rosario.
Pasión por la web
Además de la carnicería, la hija y el yerno de Carlitos explotan una cabaña que pertenecía a la familia de su suegro Eduardo Marcos, quien en la actualidad tiene 90 años.
Laguilón sigue trabajando en la elaboración de chacinados como lo ha hecho siempre.
Si bien tiene más tiempo y disfruta de algunos paseos en bicicleta y de caminar, por sus dificultades para desplazarse no le permiten pescar.
También ha perdido el fanatismo por River Plate, aunque recuerda especialmente a Oscar y Pinino Más y a Daniel y Hermingo Onega como grandes referentes del club de sus amores.
Cuando su hermano presidía la peña millonaria de nuestra ciudad, Carlos tuvo oportunidad de compartir un asado con Amadeo Carrizo.
Pero ahora su pasión por el fútbol ha sido el paso al mundo cibernético, en el que Carlitos se mantiene muy activo.
“Yo contesto todos los mensajes que me mandan y eso a la gente le gusta”, explicó Laguilón.
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