El libro al que hace referencia la nota del periódico inglés no es nuevo, se llama “Grey Wolf: the escape of Adolf Hitler” y fue publicado por Gerrard Williams y Simon Dunstan en 2011. El motivo de que vuelva a ser tema de debate no es la teoría de la fuga -que el Daily Mail calificada como “bizarra”- sino la batalla legal iniciada por el argentino Abel Basti, quien considera que el libro de los ingleses no es más que un plagio de sus investigaciones.
Escape a Necochea
En la noche del 27 de abril de 1945 muy pocas personas en Alemania creían que los nazis podrían resistir el avance del Ejército Rojo, que con 1.500.000 soldados, 6.250 tanques y cañones autopropulsados y 41.600 piezas de artillería, combatía calle a calle para hacerse con la capital del Tercer Reich.Luego de 10 días de combates, Hitler, en lo profundo de su búnker, sabía que no había vuelta atrás. Tenía tres opciones: dejarse capturar por los rusos, una humillación impensable, suicidarse o huir para formar un cuarto Reich.
Según la teoría de Gerrard Williams y Simon Dunstan, la tercera opción había sido preparada al detalle por el sombrío cabecilla de la Gestapo Heinrich Müller. Incluso se habían conseguido dobles para Hitler y Eva Braun, que vestían con ropas idénticas. Habrían sido estas dos personas las que se “suicidaron” en la tarde del 30 de abril.
De acuerdo al libro, al llegar la medianoche del 27, Hitler finalmente decidió que era el momento de huir. Veinte minutos más tarde, tres figuras surgieron de un túnel secreto que conectaba el búnker a la superficie. Hitler fue acompañado en la fuga por Eva Braun y el cuñado de ésta, Herman Fegelein, general de división de las SS.
Esquivando los incendios y las explosiones, el pequeño grupo se abrió paso hacia el centro de Berlín y en lo que en otro tiempo fue un boulevard de moda, subió a un avión Junkers-52 de transporte que estaba al mando del capitán Peter Baumgart, un piloto de la Luftwaffe con gran experiencia.
De acuerdo al cuestionado libro, el avión llevó a sus tres pasajeros hacia Dinamarca, desde donde el Führer viajó a España, donde el general Franco le suministró un avión que lo llevó a las Islas Canarias.
Desde allí la pareja habría sido transportada a través del Océano Atlántico hacia la Argentina.
Días o semanas después, Hitler y Eva Braun desembarcaron clandestinamente en las playas de Necochea.
Según el libro, Hitler nunca volvió a salir de la Argentina y si bien no pudo hacer realidad su sueño de fundar un nuevo Reich, habría encontrado la felicidad en la vida familiar, ya que habría tenido dos hijas.
Finalmente, después de 17 años en la clandestinidad, murió el 13 de febrero de 1962, a los 73 años de edad.
Submarinos nazis
De acuerdo a la teoría de Williams y Dunstan la supuesta llegada de Hitler a la Necochea debió producirse en mayo o junio.Si bien no hay registros del arribo, sí está bien documentada la rendición del submarino alemán U 530, el 10 de julio de 1945, en el puerto de Mar del Plata.
La nave estaba al mando del capitán Otto Wermolt, de 29 años, y tenía una tripulación de 53 marinos. Según consta en los informes de rendición, habían decidido entregarse en el puerto marplatense por temor a las represalias.
Pero días después, el 15 de julio, Ecos Diarios informó a los necochenses sobre una versión dada a conocer por diarios porteños sobre un posible desembarco en la costa producido pocos días antes de la rendición del U 530.
Según los diarios Crítica y El Mundo de Buenos Aires, pocos días antes de la llegada del submarino alemán, empleados de una firma cerealista “pudieron ver en las playas de Necochea un bote de goma que acababa de llegar, el cual estaba ocupado por varias personas”.
Crítica agregaba que “en esa zona existen varias fincas cuyos propietarios son de nacionalidad alemana e incluso algunos de ellos conocidos por su notoria adhesión al régimen hitlerista. No tiene, pues, nada de extraño que las personas que observaron por azar la llegada de la sospechosa embarcación hayan asociado este hecho con el que luego ha agitado la curiosidad pública: la rendición del U-530”.
Pero en nuestra ciudad nadie vio nada y la Prefectura Naval Argentina inició una investigación para determinar quién había visto al bote, sin obtener resultados. En la edición de Ecos Diarios del 19 de julio se desmentía la versión, ya que el flotador era utilizado por cuatro necochenses dedicados a la pesca.
Ese mes varios vecinos de la localidad de San Clemente del Tuyú afirmaron haber visto dos submarinos frente a sus costas. El juez de la ciudad de Dolores llegó a tomar intervención en el asunto y la Armada fue ordenada a enviar dos aviones: un Glenn Martin W-139 y un Douglas DC-2 a la zona, conjuntamente con varias patrullas terrestres.
Como si las incógnitas planteadas por la rendición del U 530 fueran pocas, el 17 de agosto de 1945, otro submarino alemán, el U-977, emergió a 8 millas de la costa de Mar del Plata. Era comandado por el capitán de Fragata Heinz Schaffer y había zarpado de su país el 26 de abril, reaprovisionado en Dinamarca el 2 de mayo.
Los fantasmas de Hitler
Hace unos años el periodista Jorge Camarasa recorrió el archivo de Ecos Diarios en busca de alguna pista sobre el posible desembarco de nazis en Quequén para su libro "Odessa al Sur".Camarasa publicó también "América nazi: América del Sur, un puerto seguro para los peores asesinos del siglo XX" y escribió el guión de Oro nazi en la Argentina.
“Me pareció que era el capítulo más esquivo para investigar porque en principio estaba esa leyenda ridícula de la huida de Hitler a la Patagonia, una teoría que embarró toda la cancha”, dijo Camarasa.
También los periodistas argentinos, Juan Salinas y Carlos Di Nápoli estuvieron en Necochea en busca de material para el libro "Ultramar Sur", que investiga el mismo tema.
Aunque fue Abel Basti, que ahora acusa a los ingleses Williams y Dunstan de plagio, quien primero sostuvo que el máximo jerarca nazi se radicó en la Argentina al final de la guerra. Pero en su libro “Hitler en Argentina”, Basti escribió que el Führer y Eva Braun habrían llegado a las costas patagónicas en un convoy de submarinos que desembarcaron entre julio y agosto de 1945.
Si bien sus teorías están lejos de ser creídas, ya que para la historia Hitler se suicidó en su búnker de Berlín la tarde del 30 de abril de 1945, muchos no creyeron la versión oficial. El líder soviético José Stalin sostenía que Hitler no había muerto, que esa historia la habían escrito los estadounidenses para aparecer como los salvadores de la humanidad.
Pese a ello, los rusos conservaron durante décadas un fragmento de cráneo que se suponía pertenecía a Hitler, pero en 2009 se comprobó, mediante un estudio de ADN, que en realidad el hueso pertenecía a una mujer de unos 40 años.
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