A fines de abril de 2005, Néstor Adolfo Rubiano presentó en nuestra ciudad un libro sobre la vida del popular bandido rural Vairoleto. Recientemente Rubiano publicó un nuevo libro, esta vez no sobre un personaje tan conocido como el gaucho Vairoleto, sino sobre un caballo: Cebollita.
Aunque no un caballo cualquiera, Cebollita se convirtió una leyenda de las carreras cuadreras y verdaderas multitudes asistían a los lugares donde el animal corría.
Rubiano entrevistó a Pedro Lucero, jockey y dueño del famoso animal, y también recopiló datos de antiguas publicaciones para documentar su libro Cebollita, un elegido de la historia.
El volumen, publicado por Corregidor, contiene fotografías y documentación sobre el legendario corcel. (Ver libro en Amazon)
El propio autor escribió en la introducción del libro: "Esta es la historia y leyenda de un caballo que fue dedicado al mundo del turf cuadrero en las pampas argentinas y que en determinado momento, fue considerado el caballo del pueblo, a punto tal, que la gente que acudía a reuniones hípicas donde este animal participaba, se contaba por miles".
"El Cebollita, animal de aspecto noble, manso, con su notable desempeño en este deporte ecuestre, que desarrolló en los años 60 y 70, supo despertar simpatía popular, tanto entre aquellos entusiastas de la actividad, como también entre otros que no lo eran", escribió Rubiano.
El autor del libro, que nació y vive en la Pampa, escuchó hablar por primera vez de aquel caballo cuando aún era un niño. Luego, un 26 de octubre de 1969, tuvo oportunidad de asistir a una carrera cuadrera que se corrió en la localidad de Eduardo Castex.
Allí conoció al caballo en el libro describe como un “alazán tostado, de frente y patas blancas, y mano derecha blanca a la altura del nudo, alzada mediana, de líneas físicas con apariencia medianamente estilizada, algo distantes de la esbeltez de un pura sangre”.
“Ese día pude verlo correr y también ganar”, escribió Rubiano.
Años después, entrevistó a decenas de personas que conocieron al caballo, además de su dueño. También recopiló información aparecida en libros, periódicos y hasta poesías que tenían como protagonista a aquel afamado alazán.
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