Muchos artículos y notas sobre la historia de la ciudad suelen citar como fuente a don Antonio Noguera, quien en 1888 publicó el que algunos consideran el primer libro sobre la localidad: “Necochea, su historia, progreso y porvenir”.
En ese librito Noguera escribió por primera vez sobre el naufragio de El Filántropo y es tal vez de él la idea de que aquel accidente náutico dio origen al movimiento vecinal que culminó con la creación de la ciudad.
Gracias a él, por ejemplo, conocemos la obstinación y el espíritu visionario de Julián Azúa, el creador del primer balneario de la ciudad.
“Uno de los principales resortes que contribuyen a la riqueza natural de Necochea, es una hermosa y segura playa, desconocida hoy día para la mayoría de los turistas, a consecuencia de los incómodos elementos de comunicación que cuenta este joven pueblo”, escribió Noguera.
En la actualidad, a pesar del aporte realizado a la historia local, tanto la obra como la vida de Noguera son prácticamente desconocidas.
Se sabe que Noguera fue integrante de una de las primeras comisiones directivas de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, en la actualidad la entidad más antigua de la ciudad.
Sin embargo, la historia local no deja registro de qué ocurrió después con Noguera y muchos podrían creer que vivió aquí hasta el fin de sus días, sin embargo, aquí su vida recién comenzaba, ya que al publicar el citado libro, apenas tenía 22 años.
Periodismo y política
Antonio Noguera nació en Palma de Mallorca, en noviembre de 1866, pero llegó a la Argentina con su padres en 1870.
En el colegio secundario tuvo como compañero a Roque Sáez Peña y en 1887 se casó con la también mallorquina Magdalena Llabrés, con la que poco después se trasladó a Necochea.
En nuestra ciudad nació Rafael, el primer hijo del matrimonio. Pero los Noguera no permanecieron mucho tiempo en nuestra ciudad. Su segundo hijo, Antonio, nació en Buenos Aires; luego Catalina, en Tucumán; Magdalena y Guillermo, en San Nicolás; y Josefa, Alejandro y Braulio, en Pergamino.
Fue precisamente en esta última localidad donde desarrolló gran parte de la actividad periodística y política, como uno de los impulsores de la primera huelga agraria nacional, conocida como El Grito de Alcorta.
En 1897 fundó el periódico El Imparcial, que al año siguiente pasó a llamarse El Heraldo y en 1906 se convirtió en el Nuevo Heraldo.
Noguera, que fue el primer afiliado al socialismo de Pergamino, utilizó sus periódicos como una tribuna para batallar contra el ideario conservador.
En el libro “El Grito de Alcorta: Historia de la Rebelión Campesina de 1912”, Plácido Grela escribió que Noguera “luchó contra los caudillos influyentes o no de la provincia de Buenos Aires. Soportó el empastelamiento de la imprenta donde se imprimía su hoja batalladora, pero continuó en la lucha hasta que en su pluma hubo una sola gota de tinta”.
Por su posición, Noguera fue perseguido, encarcelado e incluso amenazado. En una oportunidad un comisario lo hizo meter preso sólo porque el periodista supuestamente lo miró mal.
Fue alojado en un calabozo en condiciones inhumanas y fue golpeado brutalmente. Los mismos policías luego lo llevaron al hospital, ya que temieron que hubiera sufrido una conmoción cerebral.
Pero el enfrentamiento con los conservadores no terminó allí y un matón lo amenazó de muerte. Según contó su nieta Elsa Noguera, “el abuelo hizo la denuncia ante el comisario y éste le aconsejó que se defendiera como pudiera. El abuelo compró un revólver y cuando se encontraron (con Juan Bonifay) frente a la iglesia Nuestra Señora de la Merced, se tirotearon”.
El matón cayó muerto y, según Elsa, “varios testigos dieron fe que el abuelo disparó en defensa propia y, así, entró en la cárcel. Pero pronto salió en libertad”.
El grito
En marzo de 1911, con 44 años, el veterano periodista decidió retirarse y dedicarse a la agricultura. Para ello compró una pequeña chacra en inmediaciones de Pergamino, a la que llamó La Autonomía.
Sin embargo, la paz del retiro le duró poco. Se sumó inmediatamente como colaborador incondicional en la lucha por las reivindicaciones agrarias.
Junto a Angel Eugenio Bujarrabal, Francisco Bulzani, Juan Belotti y Francisco Capdevila, comenzó a organizar la que sería la primera huelga agraria nacional, que más tarde se conoció como El Grito de Alcorta.
Fue uno de los fundadores de la Unión de Agricultores de Pergamino y presidente del primer Comité Central de la Federación Agraria Argentina.
Pero, su ideología socialista, le jugó en contra y poco después fue desplazado del cargo. “Llegamos a la conclusión de que el único delito que cometió Noguera fue el de haber sido socialista”, escribió Plácido Grela.
Noguera volvió a Pergamino y a las labores agrarias y para sentar su posición, colocó una chapa en su carro que decía: “Sembrando ideas o sembrando papas, se contribuye a engrandecer la patria”.
Pese a ello, no se alejó de la política. En 1915 fue electo concejal suplente en Pergamino.
Un año más tarde se radicó en Buenos aires, donde continuó militando en Partido Socialista. Luego fue uno de los fundadores de la Asociación de Periodistas Socialistas.
Noguera falleció en Buenos Aires, el 7 de diciembre de 1918. Cuarenta años más tarde, Plácido Grela recordó su invalorable aporte a la lucha por los derechos de los campesinos en su libro sobre El Grito de Alcorta.
En diciembre de 1972, al cumplirse 75 años de la formación de la Federación Agraria Argentina, el municipio de Pergamino impuso su nombre a una de las calles de la ciudad. En tanto, la Federación, junto a Agricultores Federados Argentinos levantaron un monolito en el cementerio de Pergamino a la memoria del ex presidente de la FAA. En 2012, Rafael Restaino publicó el libro “Antonio Noguera, un periodista combativo”.
Artículo publicado en el suplemento Finde de Ecos Diarios
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