El 18 de enero de 1964, Necochea, entonces una población que apenas superaba los 30 mil habitantes, recibía a algunos de los escritores más destacados del país. Ese día se inauguró la primera Fiesta de las Letras, un evento cultural sin precedentes.
Un día antes, había arribado a la ciudad Jorge Luis Borges, entonces presidente de la Biblioteca Nacional y ya reconocido como el máximo referente de las letras argentinas.
En una visita a Ecos Diarios, con las manos entrelazadas sobre el mango de su bastón, el creador de "Historia Universal de la Infamia" recordaba que hacía casi tres décadas había visitado Necochea.
Autor de algunas de las mejores paradojas temporales escritas en lengua castellana, aquella visita, en palabras del autor, se parecía a algunos de sus cuentos.
"Por allá, por el año mil novecientos veintitantos, paramos en un hotel de Quequén. Estuvimos con mi padre, mi madre y mi hermana, solamente unas horas. Por eso los recuerdos que tengo de ese viaje se parecen tanto al olvido", contó.
En aquella entrevista el escritor se permitió alguna broma al reconocer que no existía en el país en ese momento un evento cultural de las características de la Fiesta de las Letras. "Ustedes están muy inventivos en Necochea", señaló.
La primera Fiesta de las Letras tuvo como epicentro a la Gran Galería Central. En el espacioso paseo se realizaron conferencias, mesas redondas, exposiciones y ferias de libros. José lssacson, Abelardo Arias, Ernesto Sábato, Silvina Bullrich, Adolfo Bioy Casares, Manuel Mujica Lainez, Bernardo Ezequiel Koremblit, Bernardo Verbitsky, Marta Lynch y Oscar Hermes Villordo, fueron algunos de los escritores invitados.
"Entre ser Esparta o Fenicia, Necochea ha elegido conscientemente ser Atenas", afirmó durante el discurso inaugural Abelardo Arias, secretario de la Sociedad Argentina de Escritores.
En esos siete días veraniegos, Sábato y Verbinsky participaron de una mesa redonda denominada "El escritor, el cine, la radio y la TV", Mujica Lainez interiorizó al público sobre cómo había escrito "Bomarzo" y los necochenses se dieron el gusto de encontrarse en alguna esquina con sus autores favoritos.
Han pasado 50 años de aquella visita de Borges a nuestra ciudad y, como en uno de sus cuentos, el tiempo parece haber desgastado aquel recuerdo hasta casi convertirlo en una leyenda. Hoy parece un cuento Necochea alguna vez fuera el escenario de una de las más grandes convenciones literarias de la Argentina.
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