Hoy fui a Quequén a hacer un trámite y estacioné en la Plaza de los Niños, justo frente a la iglesia Nuestra Señora de la Merced. Me provocó gran nostalgia volver a ver el edificio chato y gris ubicado junto al templo parroquial. Allí funcionaba el Divino Maestro, mi querido colegio secundario.
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