A fines de 1929 el Ferrocarril Sud publicó una guía de los “balnearios del sud” en la que se detallaban los servicios turísticos ofrecidos por Mar del Plata, Miramar, Necochea y Quequén.
La publicación definía a nuestra ciudad como “balneario de espléndidos paisajes con soberbia playa y pintorescos rincones”.
“Sorprende agradablemente al visitantes que llega por vez primera a Necochea, su aspecto de vitalidad comercial. Es, en todo, una espléndida ciudad balneario”, señala el elogioso artículo.
“Muchos de los aspectos que seducen a la vista, se deben principalmente a las plantaciones de árboles hechas hace muchos años con criterio previsor, digno de encomio”, agrega la nota, que también elogia la plaza Dardo Rocha, a la que considera “orgullo de la provincia”.
Describe aquella antigua guía una ciudad que ya no existe. Precisa que de la plaza partía la avenida Alsina (hoy 59), “guarnecida de frondosos árboles, doble hilera de eucaliptos gigantescos, cuyas ramas se unen en lo alto formando una bóveda caprichosa y singularmente pintoresca”.
“Idénticas al boulevard Alsina hay en Necochea, otras dos avenidas. Sus árboles, en línea quebrada, se pierden a lo lejos, más allá del radio de visión. Son ejemplares maravillosos de eucaliptos, que tienen, aproximadamente, medio siglo de existencia”, precisa el artículo escrito hace 86 años.
Por otra parte, describe a Necochea como una ciudad de edificación variada, “de opulentas expresiones y puros estilos. Abunda el chalet holandés, el ‘nordisko’, la mansión de tres pisos, severa de líneas y de imponente aspecto”.
Describe también una escenografía salvaje, hoy ya inexistente: “En el deslinde de Necochea y Quequén el viajero domina, desde el punto donde cruza la balsa el río Quequén, un paisaje que atrae, lleno de perspectiva y de color”.
“El terreno sube en pendientes, se hunde después en caprichosas barrancas, vuelve a elevarse, muerte en un llano, junto al río, de aguas claras… y en las colinas verdes, húmedas al amanecer, apaisadas en el crepúsculo, se ven blanquear las casitas humildes que se cierran en largo cinturón alrededor del Necochea elegante y aristocrático”.
Por lo demás, precisa la guía, “Necochea brinda una playa grandiosa y es una ciudad sin reservas, considerada como la ‘perla del Sur’, para usar la gráfica frase del prestigioso pedagogo y escritor Víctor Mercante, quien dedicó varios artículos publicados en el diario La Prensa”.
Mercader definía a Necochea como una “localidad de extraordinario porvenir y de abundantes bellezas”.
La vieja hotelería
Por otra parte, entre líneas, en aquella guía se pueden leer detalles que hoy son parte de la historia de la ciudad o que han quedado en el olvido, como una lista de hoteles con sus correspondientes propietarios y detalles de sus servicios. Las publicidades también aportan datos interesantes.
Según aquella antigua publicación, en la ciudad funcionaban trece hoteles.
Sobre la playa se encontraba el Hotel Necochea, propiedad de Luis Valicelli. En el balneario también funcionaba el Hotel París, que era de Fermín Roqués.
Además, el Hotel Playa, de Javier Chanois y el Royal, de Eduardo Grilli.
Frente a la rambla se encontraba el Hotel Atlántico, de Dionisio Baldizzone.
Una publicidad promocionaba a este último hotel como “confortable establecimiento recientemente construido, ideal para familias”.
El edificio se encontraba frente a cien metro de la playa, frente a la rambla. Contaba con 100 habitaciones y “amplios departamentos completamente independientes de dos habitaciones y cuarto de baño con instalación de agua caliente y fría”.
Además contaba con una orquesta permanente, salón de fiestas, bar, billares y otras distracciones.
En el centro de la ciudad se encontraba el Hotel Vasconia, de Fermín Galparsoro, ubicado en avenida Alsina y Sadi Carnot (hoy 59 y 66).
El Liverpool Hotel, de Fernández y Faydella, se encontraba ubicado fen avenida Alsina y 25 de mayo.
El Gran Hotel, de Ramón Galparsoro, se encontraba ubicado en Alsina y Gonzales Chaves, mientras que el Gran Hotel España, propiedad de Zubillaga y Zubigaray, se hallaba en Gonzales Chaves.
El Hotel Progreso, de Avend Averhopf, se encontraba en Belgrano y Moreno y La Aurora, de Eliseo López, frente a la Estación de Trenes.
Quequén
La guía también dedicaba un pequeño espacio a Quequén. Señalaba que “a pocas cuadras de Necochea se encuentra la hermosa playa de Quequén, de bellísimas perspectivas y preferida por las familias que anhelan sustraerse a todo fárrago social y ‘hacer vacaciones eminentemente reparadoras’”.
“Concurren a Quequén infinidad de criaturas que se solazan en una playa inmensa y sin peligro”, señalaba el artículo. “Está junto al Puerto Quequén, rodeada de chalets que se arrienda por temporada a precios sumamente económicos”.
Muy interesante el informe. Nos gustaría saber sobre el hotel savoy que estaba cerca de la playa. Hace masede 40 años nos alojamos alli, en nuestra luna de miel. Gracias.
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