En sólo 80 años, el tiempo que va de la infancia de nuestros abuelos a la actualidad, se han producido increíbles cambios de hábitos en las formas en que nos entretenemos. Mientras hoy ni siquiera tenemos que prender la tele para mirar una serie, ya que podemos verla en nuestro teléfono, allá por los años 40 del siglo pasado, la televisión no existía.
Para ver series había que ir al cine. Todas las semanas llegaban nuevos capítulos. Si por algún motivo el rollo se perdía, se demoraba o se estropeaba, el espectador se quedaba sin saber cómo continuaba la historia.
Una de aquellas series, que mi padre vio en su infancia, fue Capitán Marvel, quien tenía como grito característico la frase Shazam (con el tiempo hubo una puja de derechos entre Marvel Comics y DC Comics, por eso ahora el personaje se llama Shazam).
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