Hace 75 años, el 15 de agosto de 1945, el emperador Hirohito anunciaba la capitulación japonesa, poniendo de esta manera fin a la Segunda Guerra Mundial.
La rendición se produjo días después de los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Además de tratarse de un discurso histórico por tratarse del fin de una guerra de seis años que cambió definitivamente a la humanidad, en el contexto local aquella alocución también tuvo características muy particulares.
Es que desde que asumió su poder como emperador, dos décadas antes, Hirohito nunca se había dirigido directamente a sus súbditos. Sin embargo, el emperador utilizó muchos términos del lenguaje imperial, lo que hizo muy difícil al japonés medio entender el discurso.
La rendición se produjo días después de los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Además de tratarse de un discurso histórico por tratarse del fin de una guerra de seis años que cambió definitivamente a la humanidad, en el contexto local aquella alocución también tuvo características muy particulares.
Es que desde que asumió su poder como emperador, dos décadas antes, Hirohito nunca se había dirigido directamente a sus súbditos. Sin embargo, el emperador utilizó muchos términos del lenguaje imperial, lo que hizo muy difícil al japonés medio entender el discurso.
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