La verdad es que no sé cuántas películas he visto en mi vida. Soy un adicto al cine. Adicción que en la última década, con la aparición de las plataformas de streaming, se ha agravado.
A lo largo de los años, contabilizando películas vistas en cine, televisión y luego video, CD, cable y streaming, debo haber visto al menos tres o cuatro películas por semana. Eso en las últimas cuatro décadas. Un cálculo estimado daría algo así como 8.300 películas.
A pesar de la cantidad y la calidad de películas vistas, sigo considerando como una de los mejores policiales a una desgastada cinta en blanco y negro filmada por un argentino hace 72 años.
Si muero antes de despertar es desde el título una película inquietante.
Hace unos días el legendario Paul Joseph Schrader, director de Taxi Driver y guionista de La última tentación de Cristo, recomendó en su cuenta de Facebook la película argentina No abras nunca esa puerta.
Al igual que Si muero antes de despertar, la película elogiada por Schrader fue dirigida por Carlos Hugo Christensen.
Hoy, cuando el cine argentino parece haber nacido a mediados de los 70 y alcanzado la madurez en los 90, habría que recordar que allá por los 50 existía en el país una industria cinematográfica con estrellas de proyección internacional.
Los martes, orquídeas, esa película que Mirtha Legrand siempre recuerda, tuvo una remake hollywoodense en que el papel de “la Chiqui” fue interpretado nada menos que por Rita Hayworth.
En ese cine fue donde se destacó el gran Carlos Hugo Christensen.
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